La obra, escrita por la dramaturga canadiense Suzanne Lebeau a propósito de una visita que realizó a varios países africanos, habla de la situación de los niños en el marco de un conflicto armado. Federico Rey, director de El Ruido Teatro, decidió conformar el grupo El Ruido para la realización de esta obra que, si bien habla de una situación en África, se relaciona de manera muy cercana con el caso colombiano.
“Siempre he tenido un interés particular por aprovechar el teatro como una herramienta de reconciliación social. He trabajado con víctimas del conflicto con teatro y con cine porque creo que el arte es muy útil para sanar el alma y para reconstruir tejido social”, expresó Federico Rey, director de El Ruido Teatro.
El Ruido está conformado por actores y actrices que llevan un extenso recorrido en las artes escénicas y otros que comienzan su carrera con el pie derecho. Es el caso de artistas destacados como Sofía Monsalve, actriz de largo recorrido en Colombia en el Teatro Tierra y en el Odin Teatret de Dinamarca; Erika Vargas, quien hizo su carrera como actriz de teatro en Italia; Sebastián Ramírez, de la escuela del Teatro Nacional, quien sobresale por su versatilidad en escena; y cuatro artistas más que han compuesto buena parte del universo musical de ‘El ruido de los huesos que crujen’.
“Erika y yo nos conocimos hace años, estudiamos juntos en la ASAB. Ahora que nos volvimos a encontrar y constatamos que tenemos los mismos intereses con el arte, junto con Sofía, decidimos organizar un equipo con jóvenes actores que cumplían con las condiciones para estar en la obra”, dijo Federico. “El nombre del grupo está inspirado en la obra, pues nos parece que ‘el ruido’ es un término apropiado, que describe lo que hacemos con nuestra puesta en escena”.
‘El ruido de los huesos que crujen’ cuenta la huida de una niña de 13 años, excombatiente de un grupo “rebelde” africano. Trata del conflicto por los diamantes y el conflicto por el territorio, en una ciudad imaginaria de África.
Elikia, la niña, decide escapar por la selva cuando conoce a un niño de 8 años, Joseph, que llega como prisionero a su campamento y le recuerda su infancia, su familia, su inocencia y humanidad perdidas; esto hace que decida huir con el pequeño. En su recorrido a la libertad tratarán de entender las razones de la guerra que los envuelve y su rol en ella. Llegan a un hospital donde se encuentran con Angelina, una enfermera que contará su historia y mostrará la dolorosa realidad de los niños en la guerra.
‘El ruido de los huesos que crujen’ es una obra original de Suzanne Lebeau, una reconocida dramaturga canadiense que ha enfocado su trabajo en la infancia y la juventud, especialmente en Le Carrousel, el teatro que dirige en Quebec. ‘Le Bruit des os qui craquent’ (título original en francés) se estrenó en 2006, obteniendo el Premio Gobernador General para drama en lengua francesa.
“Decidimos dejar el texto intacto. No fue necesario hacer una modificación porque lo que ocurre en África es muy parecido a lo que sucedió en el conflicto armado colombiano con la participación de los niños”, explicó Federico. “Además, mucho de nuestra idiosincrasia y nuestra cultura proviene de la influencia africana. La música de las costas, los currulaos, los alabados, los cantos de arrullo, los cantos de muertos, todo esto es la tradición africana que aún vive en Colombia”.
‘El ruido de los huesos que crujen’ está completamente musicalizada en vivo. Con siete artistas en escena, cuatro de ellos son músicos que interpretan ritmos colombianos y africanos. El universo sonoro de la obra está completamente inspirado en África.
“Esta obra llegó a mi vida de repente, como una carambola del destino. Me llamó mucho la atención porque a pesar de ser de Canadá y de hablar de temas que ocurren en África, hablaba exactamente de los temas que he trabajado durante una década”, reveló Federico. “Contacté a la autora, quien quedó muy feliz por nuestro interés de hacer el montaje en Colombia, y me cedió los derechos para realizarla”.
‘El ruido de los huesos que crujen’ es una obra que se ha montado en España, México y Francia. Es la primera vez que se hace en Colombia y su temática tiene mucha pertinencia en la actualidad del país debido a las coincidencias de la situación de los niños en la guerra.
“Esta obra no tiene intención política, denunciante o militante de ningún tipo. Simplemente creo que es importante contar la historia de estos niños, más ahora que he trabajado con actores jóvenes y me doy cuenta que hay mucho desconocimiento de lo que ocurre en el país”, expresó Federico. “Estas historias más oscuras ocurren en nuestro territorio, pero no tienen visibilidad, por eso las consecuencias son más graves”.
