“Comencé a tocar violín como una herencia familiar. Mi mami es violinista y desde hace muchos años se dedica a la enseñanza del instrumento. Emprendí mi carrera como violinista a los cuatro años y desde siempre he tenido gran cercanía con la música”, recordó Nicole. “Ingresé becada al Programa Infantil y Juvenil de la Universidad Javeriana y, como me gustaba mucho, continué por ese camino e ingresé a Estudios Musicales en la misma universidad”.
Nicole fue recibida recientemente en el Peabody Institute de la Universidad de John Hopkins, uno de los conservatorios de música más prestigiosos de Estados Unidos, con una beca para terminar sus estudios de violín en ese país.
“Para mí es muy importante conocer muy bien la técnica del instrumento. Saber cómo interpretarlo en diferentes circunstancias y con diferentes tipos de música es fundamental para poder enseñar después”, explicó Nicole. “Hace cinco años estoy acompañando a mi mami en la tarea de formar niños con un método especializado en edad temprana, y es lo que más me ha gustado hacer”.
La charla contó con la participación especial de tres estudiantes de Nicole, niños entre los seis y los ocho años de edad que ya interpretan el violín.
Nicole y su mamá, Janeth Ávila, dan clases en la Escuela de Formación Musical Casita de Música con el Método Susuki, uno de los más exitosos para la enseñanza de la música a edad temprana – de los 2 a los 10 años –. A grandes rasgos, consiste en el aprendizaje de la música y del instrumento de la misma manera que se aprende la lengua materna, de manera práctica y desarrollando la sensibilidad.
El violinista Shinichi Suzuki, inventor del método, consideraba que los niños aprenden a hablar su lengua materna con exactitud gracias a su gran capacidad auditiva, este principio lo llevó a pensar que los niños que estuvieran rodeados de música podrían desarrollar una habilidad similar. Susuki afirmaba que la habilidad musical no es un talento hereditario, sino una destreza que se aprende.
“Es un método muy práctico porque la música se aprende a través de escuchar y sentir, por eso es rápido”, dijo Nicole. “Me parece interesante tener esta oportunidad en el Teatro Villa Mayor porque puedo no solamente dar una conferencia sino mostrar el potencial de los niños para aprender. Estoy segura de que llevar a mis estudiantes será enriquecedor para todos y además se convertirá en una charla muy didáctica”.
Con 20 años de edad, Nicole terminó un curso de Enseñanza Temprana para Violín y Viola en la Universidad de Northwestern, en Estados Unidos, esto con el firme propósito de continuar por el camino de la pedagogía para niños.
“Agradezco mucho la influencia de mi mamá para acercarme a la música. Aunque ella siempre quiso que la música y el violín fueran parte de mi vida, creo que no imaginó que me dedicaría de lleno a esto. Siento que este acercamiento desarrolló en mí la sensibilidad para detectar la belleza en la cotidianidad y además potencializó mi disciplina, un comportamiento que ahora hace parte de mi vida y que me ha ayudado a alcanzar grandes cosas. Creo que es algo positivo y por eso quiero enseñarlo a otros”.
Consciente del altísimo nivel de exigencia que un instrumento como el violín requiere, por su complejidad de interpretación y la competitividad que genera por uno de los instrumentos preferidos, Nicole ha tenido que trabajar fuertemente para alcanzar sus metas.
“Tocar en el Festival Internacional de Música de Cartagena siempre fue como un sueño para mí, no solo porque es uno de los festivales más grandes del país, sino porque se convierte en una plataforma que te abre las puertas al mundo entero”, reveló Nicole. “Un amigo mío fue becario y me contó su experiencia, todo lo que aprendió y los contactos que hizo. Desde entonces mi deseo por participar aumentó mucho más”.
Nicole fue becaria de la Fundación Salvi, organizadora del Festival, en 2018. “Fue un trabajo de preparación muy intenso. Debía preparar dos obras distintas para la audición, yo me lo tomé muy en serio porque sabía que iba a ser una audición muy exigente, violinistas hay muchos y participar en el Festival de Cartagena es el sueño de todos los jóvenes intérpretes colombianos”.
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